NO al tráfico ilegal de personas

vox_asturias
🚧 Ante la invasión programada, en VOX exigimos #FronterasSeguras:

✅ Bloqueo naval de la Armada en Canarias y en el Mediterráneo. Ejército desplegado en frontera en Ceuta y Melilla.

✅ Expulsión inmediata de los inmigrantes ilegales a su país de origen.

✅ Persecución policial y judicial de las mafias.

✅ Acción diplomática frente a los Estados extranjeros que colaboran.

2 Comments

  1. La inmigración, por sí misma es un problema a resolver tanto por los países emisores como por los países destinatarios.

    Lo primero que se debe considerar por el país de destino es conocer y evaluar las necesidades que tiene en ese sentido, y no adaptarse al flujo que le llegue (o que se va a buscar a alta mar). Si por otra parte entramos a considerar la inmigración ilegal, el problema tiene una nueva dimensión y calado. Y -finalmente, en aras de la brevedad- si se incentiva la llegada de inmigrantes ilegales como directa e indirectamente ocurre en España, el problema se transforma en irresoluble. Y así hemos llegado a donde estamos.

    Lo segundo que hay que considerar es que -por decirlo gráficamente- a una casa se entra por la puerta y no por la ventana. Es decir que trasladándolo al campo de un país, los métodos de ingreso deben ser los legalmente establecidos en cuanto a documentación, formalidades, requerimientos, etc.; debiendo adoptarse por los poderes gobernantes y por el Estado las medidas precisas para que todo ello se desarrolle de esa manera, máxime en el caso de un país miembro de la UE donde no existen fronteras interiores, y por lo tanto los países periféricos tienen la responsabilidad de guardar y preservar las fronteras europeas.

    Lo tercero que hay que considerar es la necesidad y oportunidad de recibir inmigración. Es decir, evaluar si hay necesidad, precisar los niveles de formación profesional y laboral de los inmigrantes, considerar sus antecedentes y en definitiva filtrar debidamente cada caso en evitación de personal no adecuado para las necesidades del país, y de que éste se convierta en un refugio de transgresores de la ley cosa esta última que con harta frecuencia estamos comprobando.

    Finalmente añadiría que el inmigrante que así fuese legalmente aceptado debe integrarse en la idiosincrasia, usos, y costumbres; no que quiera implantar las de su país de procedencia. Y por supuesto no tener más ventajas que los nativos que, entre muchas otras más cosas, al final somos los que hemos hecho este país, que desgraciadamente no es que se nos haya ido de las manos, sino que nos lo están arrebatando quienes hoy tenemos por gobernantes.

    Para refugiados políticos (de verdad, no camuflados) debería haber un tratamiento específico.

    Pero aquí nada de la realidad inmigratoria tiene punto de tangencia con lo anterior. Así nos va, y lo peor, así nos irá…

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