Mi amigo Emilio Ablanedo hace una radiografía de lo que le pasa a la Asturias actual. Incido en una cuestión en la que algunos, por suerte cada día menos, se empeñan.
No tengo nada en contra de que se condene al socialismo nacional alemán, pero al igual que se condena a a los nazis se olvidan de otras formas de socialismo totalitario que deberían ser condenadas, con más razón, porque siguen matando a día de hoy en las dictaduras socialistas que en el mundo hay, algunas en pueblos tan cercanos y queridos como el cubano, el venezolano, nicaragüense…
Si vamos hacía atrás, también se «olvidan» del terror rojo y de las crueles checas de la Guerra Civil Española o de los terribles gulags de la Unión Soviética que tantos millones de muertes causó.
Asturias va a la muerte dulce y, encima, llena de mentiras por parte de unos que se definen antifascistas (a ver cuando me presentan a un fascista, no conozco a ninguno, salvo que fascista sea todo el que no piense como ellos) y que se definen así, con ese eufemismo de antifascista, porque eso de ser comunista queda muy feo y ya no vende.